Desde la ventana del headhunter

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Cristina del Río. Healthcare & Life Sciences Division. Wyser.

Desde la ventana del headhunter

08/11/2021
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La palabra headhunter, o en español cazatalentos, hace referencia al profesional dedicado a localizar, por medio de una búsqueda directa y de networking, talento con experiencia y habilidades concretas demandadas por la empresa que busca su perfil.

Es una profesión en la que, en realidad, no es imprescindible tener un conocimiento técnico profundo, como puede ser el caso de un arquitecto, ingeniero o cirujano, quienes necesitan realizar unos estudios específicos que les aportan unos conocimientos indispensables y, sin los cuales, sería imposible desarrollar su labor. Sí es cierto que ayuda tener formación y conocimientos concretos en las áreas o segmentos del mercado en los que, en ese momento, se esté buscando al candidato. Por ilustrarlo con un ejemplo, en el reclutamiento de perfiles sanitarios es favorable tener una formación alineada con las necesidades de la industria de la salud. Lo mismo ocurre con otros sectores como el financiero o de las tecnologías de la información.

Aun así, sí se requiere tener determinadas competencias y cualidades de cara a desempeñar esta profesión. A parte de disponer de habilidades como pueden ser la empatía con los potenciales candidatos, una gestión del tiempo impecable, flexibilidad, aptitudes de búsqueda y una buena capacidad de reacción, es importante tener ciertas dotes “detectivescas”, intuición y criterio que te permita discriminar entre candidatos de similar potencial a la hora de ofrecer el más adecuado al cliente.

Es un trabajo exigente. Los headhunters, en vez de tener pacientes como el cirujano o edificios como el arquitecto, tratamos con personas que ofrecen su candidatura a las posiciones que demandan nuestros clientes.

Trabajar con personas no es tarea fácil y esto ya me lo advirtieron en mi segundo día en recursos humanos. Nuestro trabajo y el éxito del mismo depende de personas y las personas, por suerte o por desgracia, somos seres inciertos, impredecibles y complejos por naturaleza. Un día te sientes en la cresta de la ola, tras haber cerrado con éxito una posición particularmente compleja, y al siguiente, en el fondo del mar después de llamarte tu mejor candidato para decirte que se da de baja en el proceso.

Todo puede cambiar en un breve lapso de tiempo y uno tiene que estar mentalmente preparado para asumirlo y actuar con agilidad. Esto es lo que lo hace difícil y, a veces, un poco frustrante.

No obstante, he de decir que también enriquece y gratifica. En primer lugar, supone una relación continua con una gran variedad de personas, que no solo te proporcionan más conocimiento y visión del sector y del mercado, sino también la posibilidad de crear relaciones de confianza a largo plazo.

En segundo lugar, algo tan natural como cambiar de trabajo implica alterar, de una manera u otra, la vida de una persona: desde la ubicación de la nueva empresa hasta la cultura que va a respirar dentro la empresa, las personas que van a formar parte de su equipo y el proyecto motivante. Nosotros tenemos la oportunidad de proporcionar a estas personas la ayuda y el acompañamiento que necesitan durante este cambio en su trayectoria profesional. Sea cual sea el motivo por el que deciden dar este salto, nosotros brindamos la oportunidad de cambio que necesitan y, sin lugar a dudas, esto es lo más bonito de nuestra profesión.

Por último y, desde luego, no menos importante, también construimos relaciones duraderas y de confianza con nuestros clientes. Realmente, somos uno más en el equipo de recursos humanos de su compañía. Como partners, necesitamos tener un buen entendimiento de sus necesidades reales, saber empatizar, ponerte en su piel y lograr impregnarte de la cultura que se respira en su compañía. Solo de esta manera, podremos asesorarles, orientarles de cara a la realidad el mercado y, juntos, construir el perfil más adecuado que facilite encontrar el mejor talento.

En definitiva, los headhunters trabajamos con personas, algo complicado y retador pero que, ciertamente, tiene su recompensa al final del día. Personalmente, agradezco enormemente la confianza que todos mis clientes y candidatos han puesto, y siguen poniendo, en mi persona en los procesos de selección en el que colaboramos juntos. Puedo asegurar que sin ese win-win, ese espíritu de cercanía, transparencia y empatía nuestra profesión no sería la misma.

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