La IA Generativa, una herramienta esencial en el marketing farmacéutico
Estamos poniendo en marcha el motor de la Transformación Digital cuando desarrollamos mejores experiencias de cliente con nuestras interacciones, al ser más ágiles para responder a los cambios del mercado, al impulsar la cultura de la innovación, al mejorar la forma en que trabajamos juntos los equipos o cuando vamos más allá del producto y generamos verdadero valor para nuestros clientes con servicios relevantes.
Y la cultura de las empresas la conformamos las personas que trabajamos en ellas. Por eso es tan complejo desarrollar programas de Transformación Digital. Los cambios en las personas, en la cultura, necesitan de tiempo y perseverancia. No podemos ver resultados inmediatos. Necesitan una buena planificación, acciones constantes y coordinadas, comunicación frecuente, formación para empoderar a las personas y un entorno que abrace el riesgo controlado, la incertidumbre de la innovación y premie el error inteligente que genere aprendizajes relevantes.
En definitiva, tiene que ver con la gestión del cambio. Una gestión del cambio que requiere de una visión humanística, de una sensibilidad antropológica y de un interés honesto por las necesidades de cada cliente -poniéndolo realmente en el centro-. Que demanda de equipos multidisciplinares, ágiles y transversales, que sean capaces de poner diversos talentos a trabajar juntos de forma sinérgica y armoniosa.
El concepto de transformación digital suele estar asociado a la tecnología. Pero la tecnología no es el fin, sino un medio. Es un facilitador para cambiar la forma en que aportamos valor a nuestros clientes. La tecnología está disponible y es casi infinita, pero la clave no está en ella, sino en cómo la aplicamos.
Lo realmente diferencial no es la herramienta de advanced analytics o de inteligencia artificial que tenemos, sino el ser capaces de diseñar tratamientos personalizados para cada paciente o poder hacer análisis predictivos que ayuden a los profesionales sanitarios a salvar vidas, gracias a la mayor capacidad de análisis de datos.
Los programas de transformación digital suelen tener tres enfoques definidos. Se centran primero en implantar nuevas herramientas tecnológicas para acelerar o facilitar la toma de decisiones o la forma de trabajar. Sin duda, es un buen primer paso. El segundo nivel suele optimizar los procesos, gracias en parte a esas tecnologías que los trabajadores han aprendido a utilizar y han adoptado de forma habitual. Pero el avance más importante y definitivo lo dan aquellas acciones que nos permiten evolucionar o crear nuevos modelos de negocio en nuestro sector.
Y este último punto es clave en un sector como el farmacéutico, donde la eficacia de los ensayos clínicos, la sostenibilidad del sistema sanitario o el engagement de los pacientes, entro otros, presentan grandes retos que debemos responder con rapidez.
La industria farmacéutica se enfrenta a un desafío crucial: equilibrar la omnicanalidad y la mejora de la experiencia del cliente. En un mundo cada vez más digitalizado y centrado en el consumidor, las empresas farmacéuticas deben adaptarse rápidamente...