La confianza: las ranas y el elefante

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Andrés Hernández. Jefe de Producto y Responsable de Formación. Grupo ASACpharma.

La confianza: las ranas y el elefante

19/9/2013
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A través de un breve recorrido por dos fábulas esclarecedoras y ante la situación actual de crisis de confianza, podemos descubrir que la solución está más a mano de lo que creemos. La confianza, en casi todas las instituciones de la sociedad se ha reducido notablemente respecto a la generación anterior, situándose en límites históricos. La buena noticia es que podemos adquirir la capacidad de contagiar confianza. Desde dentro y hacia fuera es la dirección que tiene que seguir el proceso, para conseguir afianzar nuestra confianza, contagiar a nuestros interlocutores y, finalmente, esparcir el germen por el mundo empresarial.

Introducción
Arranca el contenido del artículo con un primer apartado: el concepto “confianza”, que incluye  definición, fórmula de la confianza, principio básico y dimensiones.

El segundo apartado es el relacionado con la “confianza en uno mismo” o “autoconfianza”, primera de las 3 dimensiones de la confianza. En el mismo se incluye la definición, las fábulas (el elefante encadenado y las ranitas en la nata) y la espiral de la pérdida de la autoconfianza.

Por último se trata el término “confiabilidad” englobando la confianza relacional, institucional y empresarial.

1. Confianza
1.1. Definiciones
El diccionario de la lengua española Espasa-Calpe define la confianza como “esperanza o seguridad firme, que se tiene en algo o en alguien”.

Aunque la mayoría tendemos a pensar en la confianza en términos de carácter, es decir, ser una buena persona, sincera, íntegra y ética; evidentemente el carácter resulta esencial pero la confianza no sólo depende del carácter sino también de la competencia1 (Fig. 1).

El carácter comprende la “intención” y la “integridad”; en cambio la competencia engloba las “capacidades” y los “resultados”.

1.2.  Fórmula
Para que confiemos en una persona ésta debe contar con los 4 componentes de la fórmula de la confianza (Fig. 1): si falta alguno de ellos no confiaremos en esa persona.

Una persona puede tener buenas intenciones y ser íntegra, pero no confías en ella hasta que no consigue resultados.

Confianza: esperanza o seguridad firme en alguien o en algo

También puede ocurrir lo contrario, una persona puede poseer grandes capacidades y buenos resultados, pero si no es íntegra ni tiene buenas intenciones tampoco confiaremos en ella.


Figura 1. Fórmula de la confianza. Fuente Stephen M. R. Covey.

• La “intención” tiene que ver con nuestras motivaciones, nuestras prioridades y la conducta que resulta de todo lo anterior.

La confianza surgirá cuando nuestras intenciones sean claras y estén basadas en el beneficio mutuo (ganar/ganar).

La influencia de las intenciones es muy importante en la confianza, tal y como se pudo confirmar en el Foro Económico Mundial (2006), que realiza un estudio comparando el grado de confianza que otorgan los ciudadanos a las distintas instituciones; en primera posición figuran las ONGs y, en los últimos lugares los políticos. Evidentemente el gran diferenciador en estos resultados son las intenciones.

• La “integridad” se refiere a ser congruente (por dentro y por fuera), es hacer lo que dices, es poseer el coraje para actuar con arreglo a nuestros valores y nuestras creencias.

La integridad también incluye la humildad para defender con firmeza nuestros principios, expresándose con firmeza y claridad y el valor para hacer lo correcto, aunque resulte difícil.

• Las “capacidades” se refieren a las aptitudes que poseemos y que inspiran confianza, tales como talento, actitud, habilidades y conocimientos. Son los medios que utilizamos para alcanzar los resultados.

Inspiran la confianza de los demás y también propician que confiemos en nosotros  mismos (autoconfianza).

• Los “resultados” definen la trayectoria de cada uno, el rendimiento.

Si no logramos resultados nuestra credibilidad disminuye. En cambio cuando los alcanzamos nos granjeamos una reputación positiva de alto rendimiento, de persona que consigue sus objetivos.

Podemos convertir la fórmula anterior en la “metáfora del árbol” (Fig. 2), dónde la “intención” es el tronco,  la “integridad” son las raíces, las “capacidades” son las ramas y los “resultados” son los frutos.


Figura 2. Metáfora del árbol. Adaptado de Stephen M. R. Covey.

1.3. Principio básico
El principio básico de la confianza es la “credibilidad”, palabra que procede del latín “credere” que significa creer. Se refiere a “hacer lo que dice que va a hacer”.

Este principio es fundamental para la confianza; tanto ser creíble para con uno mismo como para los demás.

1.4. Dimensiones
Los 4 ingredientes o pilares de la confianza/credibilidad también deben ser aplicables, tanto al individuo como a las organizaciones.

De hecho la confianza tiene varias dimensiones, que podemos resumir en 3:
A) Confianza en uno mismo (autoconfianza).
B) Confianza relacional.
C) Confianza empresarial.

Pero, ¿cómo actúa la confianza en nuestras vidas?

Se inicia en cada uno de nosotros en una dimensión personal (autoconfianza), sigue con las relaciones (confianza relacional) y se extiende al terreno de las organizaciones/empresas (confianza organizacional/empresarial).

El ejemplo podría ser como una “diana”, en la que en el centro de la misma se encuentra la autoconfianza o como una serie de “olas” que van desde dentro hacia fuera (Fig. 3).


Figura 3. Dimensiones de la confianza.

Se pueden diferenciar 3 dimensiones de la confianza: autoconfianza, confianza relacional y confianza empresarial.

En cualquiera de estas dimensiones la confianza depende del “carácter” (intención e integridad) y de la “competencia” (capacidades y resultados). Fórmula de la confianza.

2. Autoconfianza
Es un planteamiento desde dentro y hacia afuera; para entablar confianza con los demás debemos empezar por nosotros mismos.

Si confiamos en nosotros mismos (autoconfianza) los demás también lo harán (confianza relacional).

La autoconfianza comprende la confianza que tenemos en nosotros mismos, en la capacidad de marcarnos objetivos y conseguirlos, en cumplir nuestros compromisos, en hacer lo que decimos.

Cuántas veces nos hemos prometido “dejar de fumar” al inicio del nuevo año o “apuntarnos a un gimnasio” antes del periodo estival, y no lo hemos cumplido.

Si no cumplimos nuestros compromisos con nosotros mismos va a ser muy complicado que podamos desarrollar la autoconfianza. No nos defraudemos y cumplamos nuestros compromisos.

2.1. Definición de autoconfianza
Podemos definirla como la seguridad en uno mismo o en sus propias cualidades2.
Tal y como decía Ralph Waldo Emerson (1803-1882), poeta y pensador estadounidense, “la confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito”.

2.2. Las fábulas
A continuación me permito incluir dos fábulas de Jorge Bucay3 que considero claras y reveladoras de la presencia (El elefante encadenado) o de la ausencia (Las ranitas en la nata) de autoconfianza.

El elefante encadenado


Cuando yo era chico me encantaban los circos y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.

Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene, entonces? ¿Por qué no huye?

Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes.

Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: si está amaestrado ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: el elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.

La estaca era ciertamente muy fuerte para él.

Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía..

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.

Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...

Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad... condicionados por el recuerdo de «no puedo»...

Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón...

Las ranitas en la nata


Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata. Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas.

Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar. Una de ellas dijo en voz alta: “No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya sé que voy a morir, no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril”.

Dicho esto, dejo de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espeso liquido blanco. La otra rana, más persistente, o quizás más tozuda, se dijo: “¡No hay manera! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora”.

Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un solo centímetro, durante horas y horas. Y, de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequilla. Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llego hasta el borde del recipiente.

Desde allí, pudo volver a casa croando alegremente.

2.3. La espiral de la carencia de autoconfianza
Si se me permite la licencia me gustaría proponer una nueva palabra; se trata del término “autodesconfianza”: es decir de la carencia de autoconfianza.

Con este nuevo término podemos exponer la Espiral de la Autodesconfianza (Fig. 4.), que funcionaría de la siguiente manera:
Si carecemos de autoconfianza (autodesconfianza) esto nos conducirá, irremediablemente a no obtener resultados; sino no somos capaces de obtener resultados se confirmarán nuestras creencias negativas (profecías autocumplidas) que nos conducirán de cabeza a reafirmar la autodesconfianza que, de nuevo, nos impide obtener resultados.

La buena noticia es que se puede recuperar la autoconfianza a través de 3 “precursores” como son:
* Autoestima.
* Autocomprensión.
* Autoconocimiento.

Figura 4. Espiral de la autodesconfianza

También podemos disponer de 3 “pautas para recuperar la autoconfianza”:

* Evaluación justa de las capacidades propias de cada persona. Todos tenemos capacidades para obtener resultados. Tenemos que revisar cuáles son las nuestras.

* Enfoque en los logros. Es muy importante prestar mucha atención y “recordar” los logros (resultados) obtenidos en nuestra trayectoria, tanto personal como profesional.

* Conocer y practicar el “efecto del espejo”. Normalmente proyectamos, en los demás, aspectos psicológicos de nosotros mismos que no reconocemos o que nos disgustan, por lo tanto debemos estar atentos a esto; aunque seamos un gato tenemos que vernos reflejados en el espejo como un león (Fig. 5).


Figura 5. El efecto del espejo.

Corremos el riesgo de proyectar falta de confianza en nosotros mismos y desconfianza en los demás, que suele ser bidireccional. Lao Tse decía que “si no se da confianza, no se recibe confianza”.

Cuando los demás desconfían de nosotros se debe a que no hemos conseguido ser personas “confiables”.

¿A qué nos referimos con el término “confiable”?

3. Confiabilidad
Podemos definir el término “confiable”4 como aquella  persona o cosa (organización/empresa) en quien se puede confiar.

Si pasamos a la dimensión de la confianza empresarial, podríamos hablar largo y tendido de la “crisis actual de desconfianza” con titulares en prensa con contenidos iguales o parecidos a los siguientes:
* “Nuevo lema de los trabajadores: no confíes en nadie”.
* “Se insta a las empresas a reconstruir confianza”.
* “Traición a la confianza por ambas partes”.

Evidentemente algunas empresas son las culpables del clima de desconfianza mutua entre los trabajadores y la propia organización, sobre todo cuando se produce el “círculo de la desconfianza en su dimensión empresarial” (Fig. 6).

A priori, las empresas buscan buenos profesionales que tengan confianza en ellos mismos.

Aunque, contradictoriamente, la norma de la empresa es la de desconfiar de sus empleados, por lo que se convierten en empresas que nos inspiran confianza (no confiables). Estableciéndose, por último, un clima laboral de desconfianza.


Figura 6. Círculo de la desconfianza empresarial.

Las normas, en las empresas no confiables, son “desconfiar y controlar” (cámaras de vídeo, reloj para fichar a las entradas y salidas del trabajo, etc), pero no se dan cuenta de que esto se puede volver en su contra (efecto boomerang). Cuando más tiempo se dedican a controlar a sus empleados más disminuye la confianza en la empresa.

Un dato significativo nos dice que los jefes dedican un 30% de su tiempo a controlar a sus empleados.

Me viene a la mente un refrán muy conocido por todos que dice que, “el que no se fía no es de fiar”.

Para finalizar este apartado me gustaría incluir algunos resultados de encuestas relacionadas con la confianza en las instituciones y con la confianza en las empresas.

En la tabla I se incluyen los resultados de la investigación Globescan, realizada en 14 países. La “máxima confianza” se otorga a las ONGs y la “mínima” a los políticos. (Ver apartado 1.2. Fórmula de la confianza).

Confiable: persona o cosas (instituciones/empresas) en quien se puede confiar.

Tal y como se mencionaba, anteriormente, son las “intenciones” de cada institución evaluada, la que justifica estos resultados (ver formula de la confianza).

Si nos ceñimos al ámbito nacional, en El País (07.04.13) aparecen los resultados de una encuesta realizada por Metroscopia que mide el barómetro de la confianza institucional. (Tabla II).

Se pregunta a los encuestados si aprueban o desaprueban la forma en la que las instituciones o grupos sociales desempeñan sus funciones.

Los 3 “primeros puestos” fueron para los científicos, los médicos y la pequeña y mediana empresa y, los 3 “últimos puestos”, para los bancos, los partidos políticos y, en último lugar, los políticos.

En el mismo artículo, su autor, José Juan Toharia cita textualmente, “¿la profunda y prolongada crisis económica actual está causando en nuestro país una paralela crisis de confianza ciudadana en las instituciones? La respuesta que cabe extraer de los datos del Cuarto Barómetro de Confianza Institucional de Metroscopia es, a la vez afirmativa y negativa.

Existe una clara y profunda crisis de confianza en todo lo que tiene que ver con el ámbito político; pero en cambio se mantiene intacto, y por tanto reafirmado, el crédito que merecen los principales grupos sociales que conforman la sociedad civil, así como nuestras principales instituciones de signo altruista y protector i)”.

i) Se han hecho encuestas en años anteriores y el autor compara sus resultados.


Para finalizar incluimos el “ranking de la mejores empresas españolas del año 2012”. Por lo tanto nos referimos a la confianza empresarial.

Great Place to Work Institute es un referente internacional en consultoría de investigación y gestión de RR.HH y publica el ranking de la 50 empresas españolas que forman parte de su lista, el Best Workplaces España 20126 (Tabla III).

Sus representantes indican que “nuestro enfoque se basa en los principales hallazgos de veinte años de investigación: la confianza entre jefes y empleados es la característica que define los mejores lugares para trabajar”.

De las mejores empresas elegidas se extraen 5 características comunes. Estas son las siguientes:

- Respeto: empresas que se preocupan por el empleado, lo respetan y le permiten conciliar su vida personal y profesional.

- Trato justo e igualdad: equidad e igualdad, con un 54,17% de mujeres en plantilla.

- Orgullo de pertenencia a la empresa: se consigue una plena satisfacción y compromiso de los empleados con el trabajo.

- Compañerismo: llevarse bien con los compañeros de trabajo produce satisfacción personal y mejora de resultados.

- Credibilidad: los líderes delegan y transmiten confianza; son competentes, cercanos e íntegros.

Anteriormente hemos visto que la “credibilidad” era el principio básico de la confianza.

Relacionado con esta quinta característica, en el caso de las empresas elegidas, la estructura de la organización de las empresas se basa en la confianza y la cercanía de los superiores con los empleados. Los líderes no supervisan, directamente sus tareas, sino que confían en su labor y les incentivan cuando es necesario. Al menos eso opinó el 87% de los empleados que afirman que sus jefes confían en su trabajo, son accesibles e íntegros.

o Los buenos líderes deben confiar en quienes les rodean. Sir Richard Branson. Fundador y Presidente de The Virgin Group.

o Las organizaciones ya no se fundamentan en el poder, sino en la confianza. Peter Drucker. Padre del management como disciplina.

4. Conclusiones
Entendemos por confianza la esperanza o seguridad firme en alguien (personas) o en algo (instituciones/empresas).

Podemos diferenciar varias dimensiones de la misma: autoconfianza, confianza relacional y confianza empresarial.

En cualquiera de estas dimensiones (fórmula de la confianza) vemos que ésta depende del  “carácter” (intención e integridad) y de la “competencia” (capacidades y resultados), siendo necesarios cada uno de los 4 componentes de la fórmula.

Todo parte desde el interior de las personas con la seguridad en uno mismo o en sus propias cualidades, es decir con el desarrollo de la autoconfianza; aunque debemos estar muy pendientes de la espiral de la autodesconfianza. Si caemos en ella disponemos de 3 pautas para recuperarla.

Si confiamos en nosotros mismos los demás también lo harán en nosotros.

Al igual que en la definición de la confianza, también el término “confiable” se refiere a personas y cosas en las que se puede confiar.

En lo referente a las cosas (instituciones/empresas), los resultados de las encuestas reflejan que:

o En cuanto a la confianza institucional, la “intención” (instituciones de signo altruista y protector) es el rasgo más importante para el desarrollo de la confianza.

o En cuanto a la confianza empresarial uno de las características más importantes para que los empleados elijan su empresa como “confiable” es la credibilidad (principio básico de la confianza).

La “intención” es el rasgo más importante para desarrollar la confianza institucional.
La “credibilidad” es la característica más importante  para el desarrollo de la confianza empresarial.

Bibliografía
1) Covey, Stephen M. R. La velocidad de la confianza. Paidos. 2011.
2) Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. Espasa-Calpe 1994.
3) Bucay, J. Déjame que te cuente.RBA. 2005
4) Diccionario Larousse.
5) Toharia, J. J. Qué está en crisis y qué mantiene a España. El País 07.04.13
6) PMpharma. Novartis y Mundipharma encabezan la lista Best Workplaces España 2012.

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