Cuando intentamos definir el concepto “creatividad” nos encontramos con no pocas dificultades, porque si bien podemos entender el concepto, precisamente por formar parte tan propia de la imaginación, de los sentidos y, ejercitar ambos hemisferios cerebrales del ser humano (otra cosa que nos diferencia en este aspecto del reino animal)  no nos resulta fácil definirlo con palabras.

Creatividad por tanto, es una capacidad que se manifiesta, que puede ejercitarse y, por tanto, mejorar, que tiene sus técnicas y sus procesos, pero que, en definitiva o pones las bases y el camino óptimo para que afluya o mal vamos.  Ya lo decía Picasso, “cuando llegue la inspiración que me encuentre trabajando”.

Si, una vez estamos de acuerdo en lo relatado anteriormente, nos centramos en desarrollar nuestra creatividad, nuestra estrategia de marketing y comunicación en un sector tan especializado y científico como puede ser el del diagnóstico clínico, las cosas aparentemente se nos complican un poco más.

No tenemos la posibilidad inmediata de despertar el interés  de nuestros consumidores por estímulos sensoriales. Nuestro producto no ofrece sentirse como si se estuviese en una isla paradisíaca, es un producto muy tecnificado y que requiere la búsqueda de aquellas características que ofrezcan soluciones reales a los usuarios y que a su vez ofrezcan una clara ventaja con respecto a la competencia.

Las características de nuestros reactivos, no son más bonitas, no son auditivamente más relajantes, no despiertan nuestros sentidos. Se basan única y exclusivamente en la bondad de su formulación, en la alta innovación que representa una estrategia absolutamente enfocada a la tecnología. ¿Dónde, un creativo, un responsable de marketing o comunicación, establece las actuales herramientas que el mercado nos ha pautado en los últimos tiempos? Hemos de llegar a la gente, las empresas tienen que llegar a su mercado, personalizarse, sentimentalizarse. Difícil equilibrio.

En Stago, hemos apostado por comunicar valores reales para los usuarios. Valores que puedan probar y, que por supuesto, les ofrezcan soluciones a sus necesidades de calidad en los resultados y en la imagen de los laboratorios. Para conseguir ese equilibrio entre sentimiento y tecnología es necesario analizar a los usuarios de nuestros productos, conocer que valoran, que priorizan en las necesidades de sus laboratorios. Sin ese análisis se puede errar el mensaje e incluso generar el efecto contrario al deseado.

El marketing que hemos de realizar ha de enfatizar esos valores pero a la vez de una forma suficientemente creativa para capturar su atención. Aunque nuestro producto, como hemos dicho antes, es muy tecnificado no hemos de olvidar que todos nos movemos de alguna forma u otra por sentimientos. Por tanto, nuestra comunicación deberá ser principalmente científica, pero haciéndonos escuchar por nuestros clientes, en definitiva, por personas.

Así, nuestros actos públicos, nuestros mensajes, deben guardar una correcta proporción entre esos dos aspectos. Incluso, para nuestro sector, la palabra “evento” no es aconsejable. Nos debemos ceñir al código deontológico, lo cual si bien propicia y obliga a una cierta seriedad en nuestra estrategia, es cierto que también le resta creatividad. Nuestro enfoque, por tanto, va dirigido a  lo que es necesario para nuestros clientes, los hematólogos. Ayudas a la investigación, colaboraciones científicas, reuniones temáticas y encuentros con profesionales.

Intentamos que nuestra imagen comunique esa sensibilidad hacia las personas, más allá de los más estrictos intereses profesionales. Stago está cerca de donde es necesaria, aunque somos conscientes de que nuestro lugar es el segundo plano.

Las nuevas tecnologías y las redes sociales están adquiriendo más protagonismo en el área de la comunicación. Así las segundas son muy útiles para aquellas empresas en las que el aspecto emocional tiene una fuerte presencia, pero para una empresa de un sector tan especializado como el nuestro, como hemos explicado anteriormente, es una herramienta cuyo uso es puramente testimonial. Para nosotros las nuevas tecnologías son de gran utilidad pues con ellas se aúnan dos aspectos básicos que se quieren transmitir en todo mensaje a nuestro cliente objetivo, innovación y adaptación a las nuevas necesidades. Desde 2013, estamos apostando por la tecnología en aras de comunicar y formar mejor. Apoyamos nuestra presencia en congresos, en la organización de simposiums y en jornadas específicas médicas, con herramientas que permitan a nuestros clientes una mayor facilidad en el diagnóstico de patologías de la hemostasia, colaborando con líderes de opinión nacionales en la elaboración de guías prácticas con un formato muy visual. También ofrecemos a la comunidad científica, clínica y educativa nuestra App iHemOStasis que de una forma muy ágil y atractiva quiere ayudar en el conocimiento de la hemostasia, colaboramos en la investigación directa en los hospitales universitarios ofreciendo nuestros profundos conocimientos en hemostasia para estudios clínicos. En definitiva, una empresa innovadora altamente especializada no puede quedarse atrás en el uso de estas tecnologías ya que la percepción de nuestros clientes quedaría mermada por una imagen obsoleta.

Si apoyamos nuestro mensaje con imágenes de personas, en las que los niños tienen una gran representación, es para transmitir precisamente esa sensibilidad a la sociedad. Stago está presente en el marco social más de lo que podría parecer en un principio. Nuestra campaña intenta, por tanto,  suavizar ese rigor científico al que estamos enfocados, intentando transmitir con representación gráfica aquello en lo que creemos y por lo que abogamos. La humanidad, en su más elevado y amplio sentido.

Los niños, representan la inocencia, la transparencia, el esfuerzo futuro, la colaboración en equipo, luchamos por su bienestar, por su formación y satisfacción.  En definitiva, la generación de valores en los que Stago cree profundamente y en los que trabaja diariamente.

Por tanto, ¿qué mejor mensaje podríamos transmitir?