El papel de la editorial científico-médica en la F.M.C. Formación Médica Continuada: un reto para todos

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Montse Fontboté y Fernando Vivancos. Médicos del Departamento Editorial y Departamento de Marketing de Ediciones Mayo.

El papel de la editorial científico-médica en la F.M.C. Formación Médica Continuada: un reto para todos

01/11/2004
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En la actualidad a cualquier persona laboralmente activa su empresa le exige "estar al día" y se da por sentado que debe ir haciendo cursos de perfeccionamiento o aprendizaje de nuevas técnicas. Dentro de las profesiones sanitarias y especialmente en el colectivo médico, a esta exigencia por parte de la empresa, se le une a la obligación ética del propio médico que es consciente de su necesidad de formación y su deber de ofrecer la mejor calidad asistencial a los pacientes.

Estar al día
Históricamente la medicina ha sido una de las pioneras respecto a consciencia y de la necesidad de dicha formación y desde los inicios de lo que llamamos la medicina moderna, el médico se ha preocupado de 'seguir estudiando', siendo una de las características del despacho del médico sus estanterías llenas de libros y revistas de su especialidad.

Evolución de la formación continuada.
De la formación amateur a la carrera profesional reglada

El aprendizaje de la profesión no finaliza tras el largo periplo de la carrera universitaria y los de especialización posterior. El médico se encuentra entonces que ha pasado la mayor parte de su vida formándose para una profesión, en la que los avances técnicos y terapéuticos constantes, le obligan a seguir actualizándose constantemente y además a compaginarlo con su trabajo asistencial diario. Esta actualización no es sólo una obligación para el médico, es un deber que el médico se autoimpone para poder ofrecer la mejor asistencia a sus pacientes.
Pero así como durante los primeros años de formación (licenciatura más especialización) el médico no puede seleccionar qué formación va a recibir, sino que debe ajustarse a un plan de formación preestablecido -aunque en la actualidad las universidades ya se plantean ofrecer planes de estudios más abiertos y que piden la participación de los alumnos en la elaboración del los mismos-, una vez ya ha superado este periodo el médico pasa a ser un protagonista activo de su formación, escogiendo la que mejor se adecue a sus necesidades y dentro de la oferta educativa, la que garantice una mejor calidad.

Así mismo, los nuevos patrones de la carrera profesional que se están instituyendo en las diversas autonomías, a parte de la propia tarea asistencial, exigen acreditar formación continuada y también docencia, para ir avanzando dentro de la carrera profesional.

Tradicionalmente esta formación post licenciatura se obtenía de forma personal y privada, consultando las últimas ediciones de los grandes tratados, mediante la suscripción a revistas de su especialidad y sólo intercambiando conocimientos con otros colegas en los congresos de la especialidad, conocimientos que a menudo quedaban lejos de las necesidades formativas del profesional.

Pronto los grandes hospitales organizaron sesiones clínicas mucho más prácticas con el objetivo de formar a sus propios médicos, pero que en principio eran y son iniciativas muy concretas, muy adaptadas a las necesidades e idiosincrasias de la propia institución y poco generalizables.

Los avances continuos y cada vez más rápidos en el conocimiento médico hicieron que este tipo de formación fuera realmente insuficiente, y poco a poco han ido surgiendo múltiples iniciativas desde muy diversas instituciones desde las propias universidades a las sociedades científicas, los colegios profesionales o la empresa privada.

En estos momentos la FMC no está regulada: cualquier agente público o privado puede establecer sistemas de formación y sus correspondientes requisitos de acreditación y realización de actividades aunque el Sistema Nacional de Salud y las diversas consejerías autonómicas están ya acordando baremos unificados de valoración y hay iniciativas a nivel europeo con el fin de establecer criterios únicos o comparables en todos los países de la Unión Europea. El hecho que cada vez en más países la FMC haya adquirido carácter obligatorio, hizo que la Federación de Sindicatos Médicos redactara un documento donde además de formular diversas consideraciones sobre las características de la FMC (desde la voluntariedad a la gratuidad o su inclusión en la jornada laboral) termine recordando que "la FMC es un derecho exigible por los pacientes y un deber para cualquier médico". (Formación Médica Continuada. FEMS Sofía 9 mayo 1998, www.cesm.org/Europa/fems)

Los proveedores de la formación
El papel de la editorial científico-médica en la FMC

En general cualquier profesional dedica parte de su tiempo (libre pero también laboral) a la formación. Esta formación la obtiene mediante la propia empresa/institución en la que trabaja, que bien le ofrece la formación directamente o le ofrece medios (de tiempo y económicos) para obtenerla, o también por iniciativa propia y con sus propios medios.

El colectivo médico es un poco excepcional dentro de este cuadro. La gran mayoría de los médicos trabaja para una única empresa, el Estado, que se ve incapaz de proveer dicha formación entre otras cosas por la gran magnitud de la propia empresa, y no vamos a entrar aquí en un tema que exigiría de por sí un artículo completo. Sin embargo, es el propio Estado el que impone la carrera profesional y exige formación a sus empleados.

Ante esta situación han surgido múltiples iniciativas y proveedores de formación siendo los principales los hospitales, universidades y las sociedades científicas como agentes públicos, y las editoriales médicas, los laboratorios farmacéuticos y las "academias médicas" como agentes privados.

Cada uno de estos agentes incide parcialmente sobre la FMC, aprovechando sus propios recursos, supliendo aquellos que no domina y tiene su papel necesario dentro de la FMC. Por ejemplo, una universidad puede ofrecer un gran nivel de conocimientos de alto nivel científico, aprovechando sus investigadores y sus instalaciones, y por tanto la oferta se basa básicamente en lo que tiene, no en lo que pueda necesitar el médico. Una sociedad científica, detectará mejor las necesidades de sus asociados, pero le será más difícil el tema logístico de organización, instalaciones, convocatoria, etc. pues generalmente tiene unos recursos económicos limitados y un personal voluntario. La industria farmacéutica tiene grandes recursos económicos e interés en la FMC, pero debe obtener contenidos de otros agentes y obtener resultado económicos de sus acciones formativas.

Dentro de estos agentes, las editoriales médicas tienen un papel privilegiado: históricamente fueron uno de los primeros proveedores de FMC, mediante la edición de libros y revistas científicas, algunas de ellas ya centenarias, que como hemos dicho anteriormente, durante muchos años fueron los únicos recursos que tenía el médico para actualizarse.

Si bien no generamos directamente los avances científicos, estamos en estrecha relación con ellos puesto que dichos generadores son nuestros autores. Por otra parte, nuestros clientes, los lectores, nos permiten detectar las necesidades existentes y promover una FMC de gran calidad científica, adecuada a la demanda y también llenar aquellos huecos que el plan de estudios no proporcionó. Y nos referimos no sólo al aprendizaje de nuevas técnicas, actualización de conocimientos etc., sino a las herramientas necesarias para la práctica médica como es la comunicación, tanto a nivel médico-paciente como la comunicación científica, en la que por casi por definición, somos expertos.

Sin olvidar que el hecho de trabajar con autores de muy diversas procedencias, tanto nacionales como internacionales, nos permite poner en contacto instituciones y personas, sumar sinergias y garantizar la mejor calidad de la Formación. Nuestro estrecho contacto con las universidades también nos permite estar al día en técnicas pedagógicas y ofrecer cada vez mejores recursos de FMC que permitan su seguimiento a un médico al que sus labores profesionales le roban la mayoría del tiempo y la energía, y pueda obtener el máximo provecho de su FMC.

Formarse: la historia interminable
La diversificación y superespecialización de los avances científicos y de la práctica asistencial convierten la FMC en una tarea ingente con miles de posibilidades y recursos, que convierten la oferta de formación en una historia interminable.

La formación interesa al médico, pero también a la sociedad, a los pacientes, pues garantiza una mejor calidad asistencial. Es por ello que el médico ha de ser muy cauto a la hora de formarse, haciéndolo sólo en aquellas áreas de su interés pero con proveedores de FMC de garantía. La formación médica continuada es un derecho del colectivo sanitario en general y del médico en particular, y un deber de los proveedores de ofrecer la más adecuada y actualizada formación, responsabilizándose de sus contenidos, y adecuándolos a las necesidades reales del colectivo.

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