Coaching. Herramienta de mejora de resultados

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Carles A. Bonastre. Consultor. Mercuri Urval

Coaching. Herramienta de mejora de resultados

27/10/2003
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El coaching es una herramienta eficaz de mejora de resultados de las compañías a través del desarrollo de su principal activo: las personas.

 

Definición
El coaching es un proceso de facilitación del cambio que se establece entre dos o más personas en el que una de ellas ayuda al profesional a conseguir el máximo rendimiento de sí mismo, según su potencial y un contexto organizacional concreto (puesto de trabajo y entorno)

Formación VS Coaching
Toda persona puede desarrollar sus capacidades individuales a través de dos vías fundamentales, como son la formación y el coaching.

En el caso de la formación, se actúa sobre las deficiencias del individuo en determinadas áreas, con el objetivo de desarrollar conocimientos (pe: informática, inglés..) y/o habilidades (pe: técnicas de negociación, técnicas de venta…) que mejoren su rendimiento.

Con respecto al coaching, se incide en el comportamiento, mediante un análisis profundo y sistemático de los puntos fuertes y las áreas de mejora de la persona, frente a su puesto de trabajo y a la organización donde trabaja. Partiendo de este punto, se desarrollan actividades que deben modificar los obstáculos que limitan sus puntos fuertes y, establecer un plan de trabajo para superar sus limitaciones a través de un proceso de reflexión y exploración personal que facilita el autoconocimiento y la autoresponsabilidad.

Bases de partida de un proceso de coaching
Antes de iniciar un coaching debemos tener en cuenta diversas consideraciones:

La capacidad personal de cada individuo es lo que conforma su potencial de desarrollo.

Las personas no podemos cambiar nuestra manera de ser, pero lo que sí podemos hacer es cambiar nuestro comportamiento.
El reconocimiento de la necesidad de cambio es fundamental para iniciar cualquier tipo de proceso de desarrollo.

Todas las personas tenemos dentro de nosotros mismos los recursos suficientes para afrontar las dificultades que nos van apareciendo en el desempeño de nuestra actividad diaria.

Los profesionales se desarrollan más rápidamente a través del "insight" (proceso de incremento y mejora del conocimiento del propio individuo, generado internamente pero producido y enfocado hacia factores y experiencias externas) que por el sistema de ensayo-error.

En el desarrollo de las tareas que conforman nuestra actividad diaria, todos nos encontramos con dificultades, muchas de ellas son reales, es decir objetivas(entorno, mercado...) y otras subjetivas, el coach ayuda a tomar conciencia de las dificultades existentes, ya sean objetivas o subjetivas, dando herramientas suficientes para que la persona por sí misma pueda afrontarlas.

Para poder realizar un proceso de coaching eficaz, es necesario establecer una relación basada en la confianza mutua entre el coach y el/los participante/s, creando unos sutiles lazos con la persona que recibe la ayuda para poder ir descubriendo sus dificultades y el modo de ir saliendo de ellas, es por ello que partimos de la base de voluntad de cambio y aceptación del coach como herramienta de ayuda facilitadora de dicho cambio.

Objetivos del coaching
Los objetivos de un proyecto de coaching, son los de analizar los puntos fuertes y las áreas de mejora personal del individuo para desarrollar, para él y con él, un programa de actividades que le permitan aprovechar mejor sus habilidades y asumir nuevos comportamientos en el desempeño de su trabajo diario, orientados a mejorar su eficacia en su puesto de trabajo, de este modo permite a las organizaciones obtener lo mejor de sus colaboradores, y por consiguiente mejorar los resultados del departamento o área de la organización en la que el colaborador realiza su trabajo, y por consiguiente de toda la organización.

El proceso
Al empezar todo proceso de coaching, en el que ya se han definido los objetivos prioritarios que se pretenden alcanzar y se han tenido en cuenta las bases de partida, debemos realizar un análisis profundo y sistemático tanto de la compañía como del puesto de trabajo que ocupa la persona a la que se le ofrece y acepta el desa-rrollo. En este análisis debemos conocer la organización, mercado en el que actúa, dificultades del entorno, funciones, niveles de decisión, relaciones (internas y externas), etc, elaborando un perfil tipo (perfil ideal) del puesto, concretando tanto sus demandas formales como no formales (competencias/personalidad).

Partiendo de esta información, debemos realizar un estudio comparativo de las exigencias del puesto con las características personales de la persona que lo ocupa, de manera que podamos definir sus puntos fuertes y áreas de mejora en función de la organización y de las exigencias del puesto, tanto actuales como futuras, los cambios necesarios para un mejor desempeño en el puesto y los pasos o planes de acción necesarios para conseguirlo.

Una vez realizado este estudio, debemos empezar diversas sesiones de trabajo conjunto con la persona a desa-rrollar. Compararemos el perfil de la persona contra el ideal, descubriendo los elementos o ingredientes competenciales que la persona usa para el desempeño de cada una de las diferentes tareas que componen las funciones de su puesto de trabajo. Cuando estemos en este punto, aislaremos los puntos fuertes que ayudan a realizar cada tarea con éxito de los que frenan este éxito, es decir sus puntos débiles, convirtiendo estos componentes personales en oportunidades de cambio, es decir áreas de mejora. Conjuntamente, estableceremos prioridades de actuación dirigidas a cada área concreta a través de planes de acción, siendo analíticos, empáticos, flexibles, proactivos y creativos. Revisaremos cada plan de acción analizando cómo influyen los puntos fuertes y las limitaciones, tanto personales cómo del entorno, en la superación de obstáculos o en el aprovechamiento de las oportunidades, viendo las situaciones en las que aparecen y aprendiendo de ellas. En estas situaciones examinaremos y comprobaremos el modo de neutralizar y compensar los puntos débiles a través de sus puntos fuertes.

Conclusión
Como hemos podido ver el coaching es un elemento estratégico de primer orden, dado que facilita a las organizaciones el obtener lo mejor de su principal activo, sus colaboradores, ya que estos aprenden a desarrollar herramientas propias para superar los obstáculos que van apareciendo en el desempeño de su actividad diaria.

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