Es indiscutible el papel de la industria farmacéutica en la formación continuada de los profesionales de las ciencias de la salud. Este papel tradicionalmente compartía protagonismo con otras iniciativas, institucionales y de marketing, a la hora de dirigirse a los profesionales, pero la creación del código deontológico de la industria y la presión, cada vez más fuerte, de las distintas administraciones, han situado la formación como un elemento clave en la futura relación entre profesionales sanitarios y la industria farmacéutica. De esta manera, la formación está llamada a convertirse en el canal donde la colaboración entre profesionales e industria farmacéutica puede ser más abierta, amplia y plenamente aceptada por los distintos agentes del sector.

Tradicionalmente la industria ha colaborado en la formación de los profesionales a través de dos grandes líneas de actuación, ambas complementarias. Por una parte se han financiado cursos y congresos para la formación de los profesionales atendiendo a su calidad y prestigio, cursos dirigidos básicamente por asociaciones científicas, departamentos de hospitales de prestigio o universidades, entre otros. La otra gran línea de actuación es la relacionada con la creación de cursos o sesiones impartidas por líderes de opinión de los diferentes ámbitos sanitarios. Estas sesiones acostumbran a tener carácter más informal y son editadas con total independencia por parte del docente.

La mayor importancia que irá adquiriendo la formación en la relación profesionales -industria exige una alta implicación por parte de los diferentes agentes del sector farmacéutico, que va a necesitar disponer de una red de entidades y empresas especializadas en formación que permitan dotar a estas actividades de los niveles de profesionalización y calidad que la competencia y los profesionales van a exigir.

Paralelamente, la existencia de un mayor número de actividades destinadas a valorar la calidad del ejercicio profesional de los médicos, como podrían ser los exámenes con enfermos simulados, también conocidas como ECOES (Evaluaciones Clínicas Objetivas y Estructuradas), o la generalización de sistemas docentes de alta complejidad como el e-learning con la creación de campus virtuales con importantes niveles de prestaciones e interactividad, hacen necesaria la presencia de expertos en formación que permitan dar la máxima calidad a estos productos formativos. Estos expertos deben, por un lado, ser capaces de detectar las necesidades formativas de los profesionales y, por el otro, ejercer un papel de interlocutores entre el financiador y los equipos docentes a fin de poder imponer, por encima de todo, criterios de calidad docente.

Este nuevo escenario, protagonizado por la formación como herramienta de relación profesional de la salud - industria y como servicio de primera necesidad para la actividad diaria de los profesionales, obliga a tener en consideración actividades que hasta ahora se consideraban marginales y, por lo tanto, disponer de equipos y entidades expertas en formación y en pedagogía.

El próximo año tendrá lugar en Barcelona la Ottawa Conference 2004, el encuentro anual más importante a nivel mundial de expertos en educación médica, con más de 1000 inscritos de los 5 continentes en sus últimas ediciones. Esta conferencia será una ocasión única para que los responsables de la industria farmacéutica entren en contacto con los artífices de la mayoría de cambios que se están produciendo en la formación sanitaria, muchos de los cuales ya son una realidad en los países de nuestro entorno.