Investigación local en un mundo globalizado. ¿Tiene aún vigencia?

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Dr. Juan A. Vila Álvarez. Medical Director. Biogen Spain.

Investigación local en un mundo globalizado. ¿Tiene aún vigencia?

30/11/2015
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En un entorno globalizado, trabajando en el seno de compañías farmacéuticas multinacionales, en este artículo nos planteamos si aún sigue teniendo vigencia la investigación local y si las corporaciones globales deben seguir apostando por este tipo de estudios.

Hoy en día ya nadie duda de que nos encontramos en un mundo absolutamente globalizado. Y mil ejemplos de ello nos rodean cotidianamente. El soporte del móvil que tenemos en la mano se hace desde un call center ubicado no ya en otro país sino en otro continente. O el mero hecho de que nos resulte más rápido comunicarnos con Australia, a tan solo un clic de envío del email, que conseguir cita para hacer la declaración de la renta. Podemos decir que la globalización ha llegado para quedarse, y con ella han llegado las iniciativas globales, las decisiones centralizadas y las políticas corporativas. Y en este entorno la investigación clínica no es una excepción.

Para las compañías farmacéuticas de presencia internacional, el pilar de su investigación y desarrollo pasa por centralizar sus esfuerzos en aras de conseguir al menos dos objetivos muy legítimos: uniformidad en sus propuestas y eficiencia en su balance entre resultados y costes. Por ello hemos asistido en los últimos años a un paulatino aumento del porcentaje de recursos destinados a proyectos globales, y si nos centramos concretamente en el ámbito de la investigación de laboratorio, éstos se han traducido mayoritariamente en ensayos clínicos multinacionales y multicéntricos, de carácter intervencionista que buscan con ahínco novedosas soluciones terapéuticas. Y esta tendencia ha llevado pareja una reducción de la inversión en investigación local, mucho más focalizada en recoger datos de la práctica clínica diaria, principalmente en forma de estudios observacionales con medicación ya comercializada.

Por todo ello cabe plantearse la pregunta que anticipamos en el enunciado. En este entorno globalizado, y en el seno de compañías farmacéuticas multinacionales, ¿sigue teniendo sentido la investigación local? O dicho de otra manera, ¿deben las corporaciones globales seguir apostando por aquellos estudios, muchas veces unicéntricos, de poca casuística y con objetivos alternativos? Así quiero pensarlo, no tan solo por defender la identidad e importancia del departamento médico de cualquier afiliada y su liderazgo en esta investigación local, sino por entender que aún hay hueco para estos estudios, que siendo menos ambiciosos recogen inquietudes e hipótesis que escapan a la uniformidad generalizada de un ensayo clínico.

Pero auto-responderse a esta pregunta sería como hacerse trampas al solitario, por lo que voy a tratar de buscar argumentos objetivos que nos enseñen cuál puede ser el camino. Para ello en un primer paso me referiré a lo que nuestras autoridades sanitarias piensan de este tema. La propia  AEMPS en la orden SAS del 20091 dice textualmente que “Los estudios posautorización se consideran necesarios para la obtención de un conocimiento que los ensayos clínicos controlados realizados durante el desarrollo clínico de los medicamentos no aportan. Dicho conocimiento es fundamental para orientar la práctica clínica y favorecer un uso racional de los medicamentos”.

Posteriormente dicha normativa ahonda en el objetivo legítimo del desarrollo de dichos estudios, al afirmar que ”…los estudios posautorización tienen por objetivo generar información adicional sobre los efectos de los medicamentos, así como las características relacionadas con su utilización, en las condiciones autorizadas en su ficha técnica o bien en condiciones normales de uso, con el fin de completar la información obtenida durante las fases I, II y III y contribuir a su mejor utilización”. Por tanto aquí ya se nos ofrece la primera de las evidencias, verbalizada por las autoridades sanitarias: Con la comercialización de un medicamento no concluye la necesidad de ahondar en su conocimiento, ni por ello mismo puede cesar el compromiso del laboratorio en conocer e indagar más allá de los estudios de registro. Si no fuera así desconoceríamos  cuál es el comportamiento del mismo en un entorno amplio y abierto a todo tipo de paciente susceptible de recibirlo, sin los límites que los criterios de inclusión y exclusión acotan en los ensayos clínicos.

Pero es cierto que los estudios observacionales han estado durante mucho tiempo bajo sospecha, siendo muy escrutado su verdadero objetivo principal. En muchos casos se podría interpretar que su puesta en marcha obedecía no tanto a la finalidad de recoger datos clínicos, como a incentivar el empleo de dichos medicamentos y con ello aumentar o expandir su experiencia de uso. Pero aquí de nuevo la propia Agencia nos resuelve dicho aspecto en la misma normativa: “Surgió el miedo a que estos estudios tuviesen un interés principalmente comercial.

Por ello El Real Decreto 711/2002, de 19 de julio, por el que se regulaba la farmacovigilancia de medicamentos de uso humano y la Circular 15/2002 de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) constituyeron un primer paso en el control de estos estudios y en la garantía de los fines de los mismos. En este Real Decreto se prohibía expresamente la utilización de estudios posautorización como este tipo de prácticas promocionales encubiertas y se establecía que las administraciones sanitarias, en el ámbito de sus competencias, debían regular las condiciones en las que se realizarían dichos estudios, al objeto de favorecer los que tuvieran verdadero interés científico e impedir aquellos con fines promocionales”.

Con las distintas regulaciones, y en concreto la autorización previa de los estudios posautorización de seguimiento prospectivo por parte de las CCAA, el propio real decreto admitía que se ha permitido mejorar el control y la calidad de estos estudios.

Por tanto quedaba establecido a través de esta normativa que, a los ojos de las autoridades reguladoras, los estudios observacionales  son no solo aceptables sino necesarios, y que a día de hoy el regulador dispone de los mecanismos necesarios para garantizar su legitimidad y su ética en la consecución de las evidencias científicas que plantea.

Pero la segunda incógnita a desvelar es qué opina la empresa. Por ello nos planteamos si para el laboratorio, desde la perspectiva de la corporación global, las iniciativas de estudios locales siguen siendo un proyecto por el cual deben seguir apostando. Porque el mero hecho de haber subsanado las dudas en la naturaleza de la investigación observacional, y demostrada su legítima necesidad dentro de la investigación médica, es un auténtico reto justificar ante la empresa matriz cuál es la necesidad de proveer de recursos e invertir localmente en objetivos y poblaciones circunscritas a nuestro territorio.

Para ello podemos revisar las distintas opciones que los estudios post autorización nos brindan, que son muchas. Sobre los estudios observacionales ya hemos hablado previamente, y su importancia en la obtención de lo que se viene llamando el real-world data, es clara. Pero no toda la investigación local gira en torno a este concepto. También tenemos los estudios de caso-control, diseños relativamente sencillos y económicos desde el punto de vista operativo, pero muy oportunos para la investigación de las causas de patologías de baja incidencia, en especial de enfermedades raras o de lento desarrollo.

Por ello revisten especial interés en el campo de la farmacovigilancia, y pueden aportar información muy valiosa en el conocimiento y el control del paciente. Otro grupo de estudios muy interesantes son los llamados estudios de cohortes, donde a través del seguimiento de individuos que están libres del daño al inicio de la observación, a lo largo del tiempo se mide la aparición de nuevos casos de enfermedad según posean o no un factor que se plantee asociado al desenlace en estudio. Todo ello nos ofrece nuevas evidencias sobre cómo controlar la enfermedad y mejorar la calidad de vida.

Por lo tanto, a la pregunta que nos planteábamos al principio de este artículo sobre la idoneidad de apostar por la investigación local, podríamos darle la vuelta: ¿Le interesa a la casa matriz prescindir de la riqueza que nos puede aportar esta amplia variedad de estudios? ¿Vale la pena focalizar las restricciones de recursos en la renuncia a una investigación que por su naturaleza es poco costosa, pero muy agradecida, al ofrecer evidencias complementarias a las producidas por la estrategia del ensayo clínico? Yo me atrevería a decir que sí, pero debe ser cada corporación quien decida si asume con valentía el reto de apostar por descubrir los pequeños tesoros que pueden estar ocultos en el campo de la investigación local, y gestionada por los departamentos médicos de cada afiliada. 

Orden sas/3470/2009, de 16 de diciembre, por la que se publican las directrices sobre estudios posautorización de tipo observacional para medicamentos de uso humano. boe núm. 310, de 25 diciembre [rcl 2009, 2577]

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