Innovación y gestión eficaz en comunicación en salud: un enfoque en digitalización y sostenibilidad
La industria farmacéutica en la Unión Europea genera casi 500.000 puestos de trabajo, correspondiendo a España casi 40.000 Ia producción en la Unión Europea asciende a 12.652 billones de pesetas, correspondiendo a España unos 816.800 millones de pesetas. El gasto en I+D en la Unión Europea alcanza 1,6 billones de pesetas (12,6 % de la producción). En EE.UU. es un 14,8 % de la producción, y en Japón un 14,9 %.
Se trata de un sector tremendamente dinámico, que contribuye de forma especial y destacada a generar empleo y riqueza, además de ejercer una función social, contribuyendo al Estado del Bienestar. La industria farmacéutica aporta, por tanto, su parte a la solución de los problemas, y no es "un problema", como parece sugerirse a veces.
En España se dan algunas características especiales: algunos laboratorios se dedican a labores puramente comerciales con productos de baja utilidad terapéutica, ha habido falta de protección de las patentes y se ha generado una multiplicidad de medicamentos similares, etc. Por estas y otras causas, hay una cierta mala imagen de la industria farmacéutica en la sociedad española.
En los últimos tiempos ha habido un nuevo ordenamiento, tanto local como internacional, que ha afectado a todos los actores del sector: médicos, farmacéuticos, Administración, industria farmacéutica, medios de comunicación e incluso a los pacientes.
El cambio afecta a la propia sociedad: incremento de la esperanza de vida, elevación de los estándares que definen el nivel de vida, etc., lo que ha ocasionado una creciente preocupación por los temas de salud, ocio y cultura. La información es mayor, y la demanda de la misma se incrementa.
El paciente también asume un papel más relevante en los problemas de salud, que le atañen directamente. Médicos y farmacéuticos han sufrido un cambio radical en su status profesional y científico, así como los avances en los métodos diagnósticos y terapéuticos, que son incesantes.
La Administración, por su parte, adopta nuevas medidas, tratando sobre todo de atajar los costes crecientes del Sistema Sanitario. Se ha generado, como consecuencia, una presión sobre el gasto farmacéutico que ha ocasionado, por un lado, una alta valoración del medicamento, pero, por otro, una imagen negativa para las empresas farmacéuticas que lo generan.
En algunos casos concretos, como en el reciente caso de la vacunación contra la meningitis, da la sensación de que se tuviese el empeño de demostrar que la industria es el problema, cuando en realidad es una parte de la solución del problema.
Los medios de comunicación también están siendo partícipes de este cambio global del marco de referencia en el sector sanitario. La demanda de información sanitaria se incrementa, y los medios hacen cada vez más sitio a este tipo de informaciones.
A pesar de este interés informativo, muchos medios no cuentan con dotaciones suficientes de personal para cubrir estos temas, los sanitarios, cada vez más amplios y complejos. Esto se debe a la propia estructura empresarial a la que están sujetos los medios de comunicación. Por ello, se suele recurrir a las publicaciones médicas y científicas internacionales, como fuente de informaciones sanitarias, a la vez que, por un lado, aumenta la especialización de los periodistas del sector sanitario, y, por otro, se da respuesta a una parte de la demanda que busca informaciones sanitarias desde un punto de vista sensacionalista y polémico.
La industria también está sujeta a cambios estructurales y de concepto importantes. Las nuevas líneas de investigación, la biotecnología, los nuevos conceptos como la gestión de patologías y la Medicina Basada en la Evidencia, el nuevo orden empresarial que propicia las fusiones, la remodelación de las redes comerciales, la Formación Continuada del profesional sanitario; todo estos aspectos constituyen aspectos de cambio que son exigidos por el propio desarrollo social y económico.
Hasta ahora, la postura de la industria farmacéutica ha sido asumir cambios desde un panorama meramente adaptativo, pero se impone ya la exigencia de crear un nuevo rol en las funciones de cada actor de cara a la situación futura. Y ello teniendo en cuenta que el paciente y los medios de comunicación adquieren un papel preponderante y catalizador de los futuros acontecimientos.
La industria se ve compelida a equilibrar sus acciones entre dos extremos: el "desarrollo empresarial" y el "compromiso social". Un factor condicionante de ambos extremos, a modo de fiel de la balanza, lo constituye la "ética industrial".
En relación con el "desarrollo empresarial", la industria está obligada moralmente a informar de los avances, terapéuticos y diagnósticos, a los que se vaya accediendo. Esta información ha de ser clara, objetiva y fiable, y con cautela, para no generar falsas expectativas. Igualmente, la industria debe transmitir las nuevas herramientas y aportaciones de las que puede dotar a los sistemas de gestión sanitaria en los diversos entornos. Un ejemplo concreto, que defiende SB, es la gestión de patologías, donde puede existir un modelo de colaboración entre el sector público y el privado.
Otro área de comunicación de la industria debe estar centrado en la información financiera e institucional. Las alianzas con otras compañías, los planes de desarrollo, las reestructuraciones, etc., deben ser también foco de atención y son temas susceptibles deser transmitidos a la opinión pública.
En resumen, la industria farmacéutica, "acercada" a su entorno natural (el paciente y el profesional sanitario), debe dar a conocer el alcance de sus descubrimientos, el ámbito de sus investigaciones, los estándares de calidad que imprime a sus procesos productivos, las interrelaciones de éstos con el medio ambiente, y el nivel de resultados que estas premisas fundamentales les ofrecen.
Todo ello dentro de una idea de servicio prestado al entorno, ya que a través de la industria se aportan beneficios al sistema social. Puesto que también hay que ocuparse del "compromiso social": la educación sanitaria de la población, la formación continuada del médico y el profesional sanitario, etc., ha de ser también objeto de atención por parte de la industria, sobre la base del compromiso social amplio que debe primar en el sector.
Aunque la educación sanitaria competa fundamentalmente a las autoridades del sector, una parte de la labor es también emprendida por entidades privadas (Fundaciones, Instituciones y empresas). Los laboratorios que asumen esta tarea, se están diferenciando así de los que se mueven solamente por intereses mercantilistas puros.
En resumen, ambos pilares, "desarrollo empresarial" y "compromiso social", basados ambos en la "ética", deben ser los ejes primordiales sobre los que debe descansar la política de comunicación de un laboratorio farmacéutico.
Esta comunicación ha de ser clara, concisa, fiable, fácilmente contrastable, objetiva, rápida y constante. El motor de todas estas iniciativas debe ser la filosofía de la excelencia, y el objetivo final no es otro que el bien común.
La creatividad impulsa estrategias innovadoras, yace en la intersección entre el pensamiento estratégico y la originalidad, potenciando soluciones efectivas y adaptadas a las necesidades del cliente.